martes, 22 de octubre de 2013

SOBRE LA CONSERVACIÓN DE UN BOSQUE ISLA

Monte La Reina se vende. O al menos eso parece. Los diarios lo han anunciado a bombo y platillo desde hace unas semanas: con fines recaudatorios se van a poner a la venta  numerosos terrenos, hasta ahora en propiedad o gestionados por el Ministerio de Defensa. Estos espacios, utilizados como campo de tiro o empleados durante décadas en maniobras militares, son muy numerosos (varios miles) y están distribuidos por todo el país. Pero la mayoría de ellos tienen algo en común: han conservado hasta nuestros días una enorme riqueza natural, que ha estado a salvo de los lesivos intereses de la especulación urbanística y de la agricultura intensiva.

En la provincia de Zamora, son dos las zonas militares -que según la prensa- se pretenden subastar con fines recaudatorios y cuyos valores naturales sin duda, pueden estar en entredicho si acaban en manos particulares: Las Chanas (un zona esteparia con riqueza avifaunística y cercana a la capital) y Monte La Reina, el área que protagoniza estas líneas, enclavado en el término municipal de Toro y con más de 2.000 hectáreas gestionadas entre varios usuarios o propietarios y el Ministerio de Defensa.

La zona militar de Monte La Reina que se pretende subastar al mejor postor conserva unas 1.200 hectáreas de terreno tapizadas por bosque mediterráneo de encina y pino piñonero, acompañados por algún rodal de pino resinero y de quejigo; el matorral principal está representado por jara pringosa, acompañado de piruétanos, majuelos y rosales silvestres. La importancia de este monte radica, desde el punto de vista de la biodiversidad, en representar una masa bien conservada de vegetación autóctona. Supone en los tiempos que corren, un raro reducto de lo que fueron los extensos encinares que dominaron buena parte de la meseta de Castilla y León; unas pocas de estas manchas han llegado hasta nuestros días a cuentagotas, sobreviviendo al desarrollo humano y a la agricultura que actualmente domina con creces gran parte de este territorio.

Pinar maduro de pino piñonero en Monte La Reina.

Monte La Reina es además considerado como un “bosque isla” (una masa forestal aislada y rodeada de una amplia zona sin vegetación arbórea), que actúa como importante foco de refugio para la fauna nativa de la zona. Además, probablemente constituye un núcleo forestal conector para los desplazamientos de numerosos vertebrados terrestres entre las comarcas del norte de Toro y el Bajo Duero.

Los espesos matorrales y las abrigadas vaguadas de Monte La Reina dan refugio a más de 210 especies de vertebrados, muchas de ellas protegidas por diferentes normativas ambientales (autonómicas, estatales o europeas), que velan por su conservación y la de su hábitat. Según el experimentado naturalista zamorano José Alfredo Hernández, la zona acoge más de 160 especies de aves (al menos 80 de ellas nidificantes), 30 de mamíferos, 13 de reptiles y 7 de anfibios. Lobos, zorros, tejones, turones, ginetas, jabalíes, corzos, liebres o lirones caretos, se esconden en los muchos rincones de esta mancha de monte; las águilas culebreras y calzadas, los azores, gavilanes, halcones abejeros, alcotanes, milanos reales y negros, cárabos, autillos, búhos reales, palomas torcaces y rabilargos llenan de color y vida los cielos de esta bosque; incluso en los últimos tiempos, Monte La Reina es también el escenario temporal de algún joven de la amenazada águila imperial ibérica, que durante sus desplazamientos dispersivos, visita en ocasiones la zona en busca de los abundantes conejos.

A pesar de la riqueza, singularidad e importancia de Monte La Reina, este bosque se encuentra entre dos núcleos importantes de población (Zamora y Toro) y está rodeado por un corredor de transporte e infraestructuras lineales (trazados de AVE, autovía, carreteras y canales de riego).

Desde hace años, muchos ciudadanos hemos tenido la esperanza de que “la zona militar” (como así se conoce en Toro), se convierta de una vez por todas, en un espacio multiusos de carácter eminentemente recreativo; un lugar para el senderismo y la  educación ambiental, para el aprovechamiento micológico, e incluso como marco para el desarrollo de estudios faunísticos, botánicos y científicos a largo plazo. Muchos hemos tenido la esperanza (que ahora comienza a desvanecerse) de que Monte La Reina continúe actuando y persistiendo como genuino pulmón verde  de Toro. Además, Monte La Reina ha sido testigo mudo de numerosos acontecimientos históricos y muchos de sus árboles, han estado presentes en los tiempos de las desamortizaciones que tanto perjuicio supusieron.

Bosque de encinas en el interior de Monte La Reina.

Pero tras el anuncio de su venta a subasta, su futuro parece estar en entredicho. Y en ese caso hay varias hipótesis. En manos de un propietario ambicioso y no precisamente sensible a los temas ambientales, este monte corre el grave riesgo de ser disfrutado por unos pocos y de sufrir enormes alteraciones que perjudiquen a los intereses generales. Monte La Reina, nuestro monte, puede convertirse en un cazadero intensivo, en un polvoriento erial o un cementerio de encinas. Monte La Reina puede sufrir también un proceso similar al que ha alterado ferozmente algunos terrenos de la zona, que han sufrido el esperpento de las talas ilegales, la monstruosidad de las extracciones de áridos, los impactos derivados de los vallados impermeables y la decidida apuesta por el intensivo regadío a cambio de centenarias encinas; un brindis a numerosos y feroces cambios.

Monte La Reina merece un futuro digno. Velar por su conservación es, sin ninguna duda, una responsabilidad y una obligación vital para todos. Proteger dignamente y gestionar esta joya forestal con decisión, es una oportunidad de oro en la puesta en la conservación y en la puesta en valor de nuestros ecosistemas. Es necesario para ello, buscar fórmulas sólidas, alianzas o negociar todo lo que sea necesario para garantizar un futuro digno y seguro a este monte.

Ya han pasado los tiempos donde el concepto de desarrollo se entendía de otro modo bien diferente. Ahora, en pleno siglo XXI, ya sabemos que la más mínima alteración de Monte La Reina, sería una pérdida irreparable (e imperdonable) para todos los zamoranos y un enorme desprecio a las generaciones futuras.

Estas líneas pretenden aportar un granito de arena (el de Llobu) en la difusión de este tema, en el cual ya se han manifestado públicamente numerosas asociaciones locales, provinciales y grupos políticos.

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