miércoles, 24 de julio de 2013

DE ITINERARIO POR SANABRIA: EL ENTORNO DE SOTILLO

El entorno natural de Sotillo de Sanabria ha sido el escenario elegido en uno de nuestros últimos itinerarios. Acompañando a un grupo multidisciplinar compuesto por cinco personas procedentes de Zamora (un biólogo especializado en botánica, un geólogo, un estudiante de geología y dos senderistas), nos hemos adentrado de nuevo en una de las zonas más bellas del noroeste provincial.

Interpretando un acebo "hembra"
El objetivo del itinerario ha sido por un lado, conocer las principales especies botánicas y además, interpretar el paisaje y la historia geológica de este territorio, localizado en la fracción sur del Parque Natural del Lago de Sanabria y Alrededores.

Robledal de Quercus pyrenaica
Hojas profundamente lobuladas y aterciopeladas por el envés del roble
Durante el inicio del recorrido hemos disfrutado de los robledales de Quercus pyrenaica o roble melojo, que mezclados con pies de avellano y acebo, dan cobijo a numerosas especies de aves forestales. Los chillidos del arrendajo, conocido como pigarro en estas tierras, nos avisan de su presencia en el bosque. En los caminos, son abundantes los escarabajos peloteros del género Geotrupes trabajando los excrementos de los zorros (y de otros animales) y alcanzando en ocasiones concentraciones importantes; de hecho su abundancia hace complicado con frecuencia evitar su pisoteo, encontrando durante la ruta numerosos individuos aplastados quizá por los senderistas menos cuidadosos. También hemos observado (y apartado del camino para evitar su aplastamiento) algunos grillos de bosque (de menor tamaño que el grillo que encontramos por ejemplo en los medios agrícolas) y varias babosas negras del género Arion, de enorme belleza y que se alimentan de carroña, estiércol o materia vegetal en descomposición.

Escarabajos peloteros trabajando una boñiga
El Valle del Arroyo de las Truchas cerca de la línea superior del bosque
Los claros del robledal nos han deleitado también con una abundancia inusual de azucenas silvestres (Lilium martagon) también llamadas martagones o lirios llorones. La belleza, colorido y espectacularidad de esta planta -distribuida por los bosques de gran parte de Europa- llama la atención del visitante más despistado. También nos hemos deleitado con numerosos ejemplares de Linaria triornitophora. Una vez más, desde Llobu agradecemos a los senderistas más sensibles por respetar estas plantas de enorme elegancia y por no dejarse arrastrar por los impulsos recolectores.

Azucena (Lilium martago) en un claro del robledal
Linaria triornithophora
El agua de la sierra cae con fuerza por los valles, regando las vallejas más umbrosas y dando forma a espectaculares imágenes, como la Cascada de Sotillo, que a finales de Julio todavía trae un buen nivel de agua. Una estampa genuinamente sanabresa.

Cascada de Sotillo
Casi en la línea donde el bosque de roble da paso al abedular para convertirse en matorral y pastos, hemos sido testigos de la enorme belleza de la zigena de cinco puntos (Zygaena trifolii), un insecto cuyo género presenta alcanza una buena representación en las montañas ibéricas con más de 20 especies muy similares. Su belleza y singularidad nos hace reflexionar sobre la importancia de los pequeños detalles y no solo en los elementos de mayor espectacularidad.

Imago de Zigena de cinco puntos (Zygaena trifolii)
Atravesando el Arroyo de las Truchas
Los pastizales, turberas y roquedos del altiplano son otro de los ecosistemas que hemos atravesado en nuestro itinerario. La tranquilidad de estos lugares ofrece un potencial enorme a fauna singular. De hecho, el armiño, el gato montés, el lobo, el busardo ratonero, la culebrera europea o la perdiz pardilla son especies que ocupan este nicho de dureza extrema durante el invierno y de intensa insolación estival. Una planta de enorme belleza y abundante en la zona es el brezo de turbera (Erica tetralix).


Erica tetralix
Las lagunas de origen glaciar que salpican aquí y allá el altiplano sanabrés, como la Laguna de Sotillo o la Laguna de Carros enriquecen enormemente el paisaje de esta sierra y albergan especies de vertebrados como la nutria o el desmán ibérico. De hecho los excrementos del mustélido, cargados de espinas y escamas de pequeños pececillos, son fáciles de encontrar en las piedras más destacadas de la orilla de la Laguna de Sotillo. La viscosidad de estos restos, de aspecto aceitoso, tiene que ver con la protección del esfínter anal del animal durante la excreción.

La Laguna de Sotillo y el altiplano sanabrés
Laguna de Carros
Al cambiar de vertiente, las panorámicas del Lago de Sanabria son espectaculares. Y el modelado glaciar que lo rodea más aún; la magnitud y el grosor de las morrenas laterales que limitan el lago por la cara sur, sorprenden al visitante. Desde nuestra atalaya natural se divisa también la práctica totalidad del noroeste zamorano: al norte las montañas de la Cabrera dominadas por El Vizcodillo; al fondo los abiertos valles de La Carballeda con sus pinares y brezales y dos de los embalses que han secuestrado el río Tera (Cernadilla y Valparaiso); a la derecha La Sierra de La Culebra con los pastizales de la comarca de Aliste asomando detrás. Sinceramente impresionante.

Cambiando de vertiente
EL Lago de Sanabria desde los Prados del Campo de Ribadelago
Robledal, Cañón del Tera en el cuadrante sup. izd. y los prados de Seoane en parte central derecha
Un itinerario estupendo. Y un matiz a recordar una vez más a los senderistas (y disculpen los lectores por la insistencia): el envoltorio de un paquete de pañuelos de papel o de un chicle no debe ser “olvidado” nunca en el campo; y si es necesario ¡lo debemos recoger cualquiera de nosotros!

No hay comentarios:

Publicar un comentario